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Baterías de última generación emplean acero inoxidable cada vez más.

 

 

Surgen cuestiones sobre si el futuro incremento de automóviles híbridos acabará afectando el precio del níquel a medio o largo plazo.

 

Las baterías de Ion Litio crecen a un ritmo del 22% cada año. Este tipo de batería se encuentra en teléfonos móviles, herramientas y en baterías para automóviles híbridos.

El acero inoxidable se emplea principalmente en los coches eléctricos para proteger las baterías, aunque también se emplean aleaciones de gran pureza, 99% níquel, como conductor eléctrico de gran eficiencia (es el caso de la aleación Ni201)

 

El mayor coste de estas baterías, hoy día, proviene de las materias primas para fabricar el cátodo, ánodo, electrolito y separadores y no del acero inoxidable en sí.

 

El consumo del níquel, materia prima crítica para el acero inoxidable, se espera que aumente considerablemente en 2025 debido a la generalización del auto eléctrico.

 

 

La tendencia del mercado es que las baterías tengan más níquel y menos cobalto, debido a las restricciones de mercado que presenta este material (ver la noticia)

 

Sin embargo, algunos analistas no esperan que este alto consumo tenga una influencia sobre el precio del níquel de forma intensa y por extensión, en los precios del acero inoxidable.

 

Y la explicación es que la mitad de la producción global de níquel se hace en forma de ferroniquel, que es níquel aleado con hierro, perfecto para las acerías.

En cambio, los fabricantes de baterías prefieren el sulfato de níquel, que se obtiene al disolver níquel puro en ácido sulfúrico.

 

Si bien es cierto que en el futuro puede darse algún caso de déficit de este material, en especial cuando se consuman los stocks de níquel de alto grado para baterías, entendemos que los productores de níquel deberían ser capaces de adaptar sus procedimientos de extracción a las nuevas circunstancias. La cuestión quedaría en cuán rápido puede reaccionar la industria minera a este cambio.

 

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